OTROS EDIFICIOS DE BELMONTE

Belmonte declarado Conjunto Histórico – Artístico en 1.968, tiene bastantes edificios o monumentos menos conocidos que la Colegiata o el Castillo, y muchos de nuestros visitantes se van de Belmonte sin verlos, ni conocerlos. Es por ello que os explicamos cuales son para que los veáis dando un paseo. La historia de estos otros monumentos, nos la cuenta D. Luis Andujar en su libro, publicado en 1.995. La historia de la Plaza de Toros la explica con todo lujo de detalles D. José Antonio Romera “Romerita” en su libro.

PALACIO DEL INFANTE D. JUAN MANUEL.


Este edificio en ruinas durante mucho tiempo, se encuentra junto a la Colegiata y es construcción en su origen del Infante D. Juan Manuel en 1.323. Se le conoce también como Alcázar Viejo. Aquí vivió durante algunas temporadas el Infante, y aquí escribió parte de su obra El Conde Lucanor. D. Juan Manuel, funda en La Alberca de Záncara un Convento de Monjas Dominicas con el título de San Ildefonso. Dichas Monjas vienen desde el Convento de San Francisco el Real de Madrid.

En este palacio nacieron Dña. María Pacheco y sus hijos, D. Juan Pacheco, Marqués de Villena, y su hermano D. Pedro Girón, Maestre de la Orden de Calatrava. Años más tarde la familia Pacheco traslada su residencia a su nuevo Castillo – Palacio, construido en el cerro de S. Cristóbal.

El 8 de junio de 1.499 se traslada el convento de Dominicas de La Alberca de Záncara a Belmonte por insalubridad y pocos medios, a instancias del II Marqués de Villena, D. Diego López Pacheco, el Papa Alejandro VI concede Bula para dicho traslado, con el título de Convento de Santa Catalina de Sena. El 23 de agosto de 1960, por orden de sus superioras, el Monasterio se traslada a Olmedo, Valladolid. Justo en ese momento, la Congregación estaba formado por 23 religiosas. Hasta finales de los años 90, aún vivían tres de ellas. El Palacio, tras 461 años como Monasterio, pasa a manos del Ayuntamiento de Belmonte. El paso del tiempo y otros avatares, fueron provocando la caída del mismo casi por completo. Entre finales de los años 1.990 y los 2.000, el Ayuntamiento con Escuelas Taller fue rehabilitando como pudo. 

Más tarde entre 2.006 y 2009 aproximadamente, la Junta de Castilla –La Mancha lo restaura por completo, y actualmente es la primera Venta Real de D. Quijote, catalogación similar a Parador Nacional.

                                                                     ANTIGUO CONVENTO DE JESUITAS.


D. Diego López Pacheco, II Marqués de Villena, quiso establecer a los Jesuitas en Belmonte, y pidió a la Compañía que los mismos Jesuitas que en había estado predicando, se quedaran aquí definitivamente. El 3 de agosto de 1.557 se establecieron en Belmonte, y S. Francisco de Borja fue su fundador. El 20 de octubre de 1.558 iniciaron las clases y celebraciones religiosas. El primer Convento es la casa que hace esquina de la calle que baja desde la Torre de la Colegiata a la calle de Fray Luis de León, pues una nota de las crónicas de Jesuitas dice que es la casa debajo de la Torre. Desde el principio ya se empezó a construir el famoso colegio donde ahora se encuentra Correos, los Juzgados y el Cine-Teatro. Las obras del Convento de los Jesuitas se acabaron el 18 de febrero de 1.640.

Dicho colegio llegó a tener en el año 1.569 unos 400 alumnos, en la cuaresma de ese mismo año, aumentó en diferentes cursos otros 300 alumnos más, venidos de otros pueblos. Pero la exclaustración de la Compañía llevada a cabo por Real Decreto de Carlos III en 1.767, suprimió la Comunidad Religiosa también en Belmonte. El 28 de mayo de 1.769 se aplica el Colegio, en la Diócesis de Cuenca una especie de Seminario Menor para establecer aulas de primeras letras, latín y retórica. Mas tarde en 1.834 la famosa Desamortización de Mendizábal privó al Iglesia de este edificio con todas sus posesiones, destinándolo a cárcel comarcal y otras dependencias.

                 CONVENTO DE LOS TRINITARIOS. "LOS FRAILES"


En las Relaciones de Felipe II hablan de dicho Convento. “Hay un monasterio de Frailes Franciscanos, principal y donde se hace capitulo de la provincia de Cartagena y ayuda a la costa del capitulo siempre el Marqués de Villena. Es el monasterio de Observantes, y fue su fundador el Maestre Don Juan Pacheco”.

En documentos encontrados nos atestiguan que, hay tres construcciones importantes en Belmonte que se empiezan al mismo tiempo, el Castillo, la Colegiata y el Monasterio de los Franciscanos en 1.456. Con la triste y célebre desamortización de Mendizábal de 1.835 se obligó a los Franciscanos a dejar el convento, y sus propiedades se sacaron a pública subasta, oportunidad por lo que los Condes de Buenavista lo adquirieron, cediéndolo de nuevo a los mismos Franciscanos, que establecieron su vida religiosa en aquellos venerables claustros. Restablecieron la Escuela Seráfica para formación de futuros miembros de la orden, pero además tuvieron otra escuela para alumnos externos del pueblo y pueblos cercanos. Diversas circunstancias les obligaron mas tarde a trasladarse definitivamente a Alcázar de San Juan y dejar el convento en el año 1.919, tras un reguero de cultura y vida cristiana que dejaron en Belmonte.

Dña. María del Pilar Sandoval y Melgarejo, Marquesa y Condesa de Buenavista viuda, quiso que no dejara de utilizarse como Monasterio, pero falleció y su hija Dña. María Antonia Martínez del Peral, ofreció el Convento a los P.P. Trinitarios, que se establecieron en el, en la mañana del 11 de octubre de 1.923. Aquí crearon Colegio y Noviciado, y se dedicaron al Colegio de Enseñanza Primaria. Vivieron la muerte violenta de martirio de cuatro religiosos de los 16 que aquí vivían en aquellos difíciles momentos de 1.936.

Los P.P. Trinitarios dejaron definitivamente Belmonte después de medio siglo de una importante labor cristiana y docente, el 30 de diciembre de 1.973. Después llegan unos años muy complicados para el edificio, quedando abandonado, hasta finales de los años 90, que el Ayuntamiento lo rehabilita con la Escuela Taller y le da otra utilidad, pasa a ser el Centro de Salud, y que actualmente lo sigue siendo.

CONVENTO DE CONCEPCIONISTAS. 

Fundó este Monasterio de Monjas Concepcionistas D. Alonso Severo, hombre rico y principal, natural de Belmonte, dando una buena porción de su hacienda con las casas de su morada para este Monasterio, según consta en su testamento del 2 de diciembre de 1.581. Era D. Alonso familiar del Santo Oficio de la Inquisición, quedando constituido y consagrado el monasterio, ya muerto el fundador el 25 Julio de 1.584. Las religiosas que inician este Convento, vienen desde el Monasterio de la Concepción de Cuenca. De aquí han salido religiosas para fundadoras de los monasterios de Manzanares, Cartagena y Villarejo de Fuentes. En este Monasterio durante mucho tiempo se impartían clases de primaria.

Era tradicional que en las Fiestas de la Virgen de Gracia, durante la procesión de subida hacia la Colegiata, la Patrona pasara a la Iglesia del Monasterio y las Monjas Concepcionistas le cantaran la Salve.

Entre los años 2.008 y 2010 aproximadamente, las Monjas abandonan el Monasterio y son trasladadas al de Cuenca, y el edificio fue vendido y en estos momentos, Ayuntamiento, Asociaciones y particulares luchan para conseguir que no se venga abajo.

HOSPITAL DE SAN ANDRÉS. (RUINAS). 


La fundación del Hospital de San Andrés es por iniciativa del I Señor de Belmonte, D. Juan Fernández Pacheco en 1.415. La finalidad de esta institución era curar enfermos pobres y hospedar peregrinos, ayudar a los necesitados y sustentar a un capellán que dijese Misa a los enfermos. No era un Hospital como lo vemos actualmente, si no de acoger al mendigo, al indigente, y sobre todo al pobre y necesitado.

El Marqués de Villena en su testamento de 1.470, dice,"por la grandísima devoción que yo siempre ove o he a la Bienaventurada Virgen María, y del Apóstol San Andrés por cuya devoción yo había acordado edificar en mi villa de Belmonte una Casa - Hospital, cerca del Monasterio de San Francisco".

El Marqués además de una sustanciosa renta para cuidar a los enfermos e indigentes en su hospital, deja establecido el siguiente personal para atender a los enfermos. El Juez Conservador, Administrador, 2 racioneros y 2 dueñas. Médico, Boticario, Cirujano, Enfermero, Sacristán, Capellán y Portero.

El Retablo de la Iglesia del Hospital de San Andrés, se lo vendió la Colegiata en 1.741. El edificio debido al deterioro sufrido fundamentalmente por el abandono, en 1.963 se lleva de nuevo a la Colegiata para que no sufra ningún daño. Después de esto, en poco tiempo es edificio se viene abajo.

ERMITA DE LA VIRGEN DE GRACIA. 

Sus orígenes, (S. XIII), cuando la Aparición de la Virgen. Y esta misma afirmación se deduce de cuando se dice en documentos antiguos que la ermita fue reedificada por D. Juan Fernández Pacheco. La portada es una arquitectura de piedra del S. XVII, traída aquí desde la antigua y desaparecida ermita de Sta. Quiteria, que estaba en la calle del mismo nombre, saliendo de la Puerta de Chichilla.

En la Guerra Civil Española que acarreó tantos desastres y devastaciones, hay que agradecer, la loable y meritoria acción de un belmonteño, D. Francisco Guerra Sánchez que ante el temor de que su Virgen pudiera ser profanada, tuvo la idea de cogerla y esconderla en su casa hasta que pasara el peligro. Un buen día, (me contaba el mismo con lágrimas en los ojos y con la emoción en la garganta), me fui a la ermita aprovechando el momento que n o había nadie en la calle, y con el pretexto que tenía que recoger una alfombra, bajé a la Virgen de su camarín con mucho cuidado, y con la carne de gallina, la lié en la alfombra y me la llevé a casa. Hubo días que faltó aceite para comer mis hijos, pero no faltó a la Virgen ningún día la luz en la lamparilla). Esta hazaña hay que agradecérsela siempre, para que tengan conocimiento de ella las futuras generaciones. Entre otras muchas cosas, porque gracias este acto lleno de valor y gallardía, hoy podemos seguir venerando a nuestra queridísima Virgen de Gracia.

ARCO DE CHINCHILLA. 


De todas las puertas, es la mas antigua, robusta e imponente de la Villa. Toma este nombre por estar orientada hacia la localidad de Chinchilla de Montearagón, y conserva su estructura original. El 12 de agosto de 1.488 los Reyes Católicos de camino de Albacete a Alcalá de Henares, llegaron a Belmonte, siendo acogidos por el Marqués de Villena en el Castillo. Antes de entrar en la Villa por esta Puerta de Chinchilla, viniendo de San Clemente, el pueblo salió a recibirlos y “les hizo de jurar a sus Altezas puestas sus reales manos en el Santo Crucifijo, de les guardar e facer guardar todas las cartas de privilegios, fueros, usos e buenas costumbres que ha e que le fueron otorgadas por los Señores que habían seydo Della”

En el S. XVIII se construyó una pequeña capilla en su parte superior interna de la que aún se conservan vestigios. En ella se colocó a la Virgen de la Guía, procedente de la desaparecida ermita de Santa Ana, para protección de los viajeros en el cruce de caminos. La imagen desapareció durante la invasión francesa.

ARCO DEL ALMUDÍ. 


Esta puerta también tiene diferentes denominaciones, como el del Almudí, del Rollo, o del Cristo de los Ausentes. El nombre del Almudí el viene por estar junto al Pósito, casa aneja a la Puerta para mantener acopio de granos, principalmente trigo, y prestarlos a los labradores y vecinos durante los meses de menos abundancia. Así, el término de Almudí se refiere a la casa pública destinada para comprar o vender de otros granos, comestibles o mercancías que no devengan impuestos mientras no se vendan. 

La denominación de Puerta del Rollo, de debe a que frente a ella estuvo situado el rollo, columna de piedra que antiguamente era insignia de jurisdicción que servía de picota para ajusticiar a los reos.

También esta puerta recibe el nombre de Cristo de los Ausentes, por albergar en ella una imagen de bronce de este Cristo, obra del escultor José Antonio Lafuente, en los años 60 del siglo XX. Es tradicional que el Domingo de la Fiesta de la Patrona, la Virgen de Gracia, un belmonteño/a ausente, que en algún momento tuvo que emigrar, realice delante de su Virgen y paisanos presentes, un pregón apelando a sus recuerdos, vivencias o nostalgias, y es muy emotivo.

ARCO DE LA VIRGEN DE LA ESTRELLA. 

Llamada así por estar dedicada a la Virgen de la Estrella. También es conocida como la Puerta de Toledo o la de Monreal, por estar orientada hacia estas dos poblaciones. Su actual nombre le viene por la existencia siglos atrás, extramuros de un barrio judío en la que se obligaba a vivir por ley a los judíos. Muy probablemente su sinagoga estuvo enfrente a esta puerta de la muralla, en lo que hoy es el Mercado de Abastos. La estrella de David, de siete puntas, símbolo del judaísmo, es lo que hizo que posteriormente esta puerta se rebautizase como de la Estrella y se construyese un altar sobre el arco para su veneración.

En la parte interior están unas escaleras que conducen al altar y que no son originales de esta puerta. Pertenecían a la puerta del Almudí, y se trasladaron aquí en los años sesenta del siglo XX.

PALACIO DE LOS BAILLO. 

Este tipo de Casas – Palacio son habituales en el Casco Antiguo de Belmonte, por la prosperidad que la Villa tuvo en la baja Edad Media, especialmente en la época de D. Juan Pacheco en la que, en torno a su figura, se crea una segunda corte. Durante esta época y en los siglos siguientes fueron muchos los nobles e hidalgos que edificaron sus casas intramuros de la Villa. Esta casa perteneció a los Baillo y destaca en la calle su magnifica fachada de finales del siglo XVII o XVIII. Otras familias que gozaron de este tipo de casas en Belmonte fueron los Espinosa, los León, los Hinestrosa o los Castillo, muchas de estas casas son aún identificables por mantener sus escudos señoriales en las fachadas.

Estas viviendas se ubicaban en las vías principales, sobretodo en las que unen las puertas de entrada a la Villa entre si y con las Plazas Mayor o del Pilar. Su estructura habitual está formada por dos plantas distribuidas en torno a un patio castellano de columnas y cuadrado. Suelen tener cueva y cámaras. La puerta principal en de piedra de sillería, elemento también frecuente en otros puntos de la fachada o en las esquinas, además están timbradas con el escudo de la familia. En este caso, encima del balcón podemos ver el escudo de los Baillo enmarcado en piedra y interrumpiendo el alero. Suelen utilizar ventanas con rejería en la planta baja y balconaje en la planta principal. 

PLAZA DEL PILAR. 



Debió ser de las mas bonitas y grandiosas, los mayores todavía se acuerdan de verla porticada. Los pórticos y soportales fueron desapareciendo dentro de las mismas casas, conservándose un tímido recuerdo en sus proporciones de lo que fue. En 1.983 aparecieron unos arcos con la sencillez y nobleza de su piedra y ladrillos hábilmente combinados de tipo mudéjar toledano. Así se devolvió en parte a la Plaza su ambiente señorial que se acentúa al conservar el entramado de madera que apareció en el piso superior y su dueño con acierto y buen gusto trató de conservar. Le da el nombre de Plaza del Pilar, el Pilar de Agua Dulce y enfrente otro de Agua Salobre que de siempre han estado en esta plaza.

ERMITA DE SAN ANTÓN Y STA. LUCIA. 

Construida sobre una antigua Mezquita de los siglos XIV y XV. En esta zona exterior a la muralla, se asentó el barrio árabe del que, muy probablemente, salieron los artistas que tallaron los inigualables artesonados mudéjares del Castillo. La ermita fue reedificada casi totalidad en 1.831. En ella se rinde culto a Sta. Lucia y a S. Antonio Abad, (S. Antón). El interior es de planta rectangular, de una sola nave, tiene dos cuerpos, con pilares adosados al muro sobre los que descansan arcos fajones y bóvedas de medio cañón con lunetos. Sobre el altar se halla una cúpula de media naranja con pechinas. En el exterior, la puerta está adintelada de piedra, con una hornacina en el centro. El campanil es de un solo ojo en un frontón triangular. Sobre el campanil hay una veleta con iconografía popular referida a S. Antón, patrón de los animales, en la que un perro le está comiendo el rabo a un gorrino. 

PLAZA DE TOROS.

Texto del libro BELMONTE, PLAZA DE TOROS, 1913-2013. CIEN AÑOS DE ARTE Y TOROS.

Obra del belmonteño JOSE ANTONIO ROMERA, “ROMERITA” 

En el año 1.911, siendo alcalde de Belmonte D. Antonio Pérez Sánchez, se aprueba la construcción de la Plaza de Toros. Dos vecinos del pueblo, Vicente Colomina Rodríguez y Deogracias Huerta Girón, inician las obras que durarían dos años. Para llevar a cabo la obra, el Ayuntamiento les concede todo tipo de facilidades, tales como la cesión gratuita del terreno y la piedra necesaria para la construcción, la cual es extraída de parte de la Muralla en su flanco derecho, en concreto, el tramo que se extiende desde la antigua puerta de San Juan, (desaparecida) hasta el Torreón que inicia la pared del Cementerio Municipal, aproximadamente doscientos metros de longitud. 

La Plaza de Toros, situada en la periferia de la Villa, entre la salida de la carretera de El Pedernoso y en final de la calle de S. Juan del Castillo, ocupa una superficie de 5.160 m², con muros de mampostería y tapia. El tendido esta formado por dieciséis grandes escalones, una barrera y tres contrabarreras, junto a trece gradas de mampostería y únicamente queda uno que hace de presidencia, siendo su aforo numerado de 6.000 localidades. Su ruedo tiene un diámetro de 42.10 metros y su anillo 1.60 metros. 

En 1.913 tuvo lugar el grandioso acto de inauguración patrocinado por los empresarios belmonteños Vicente Colomina Rodríguez y Deogracias Huerta Girón. Se anunciaron dos festejos taurinos, una corrida de toros y una novillada. Cabeza de cartel inaugural del 30 de Septiembre, según el diario ABC del 4 de Octubre de 1.913, fueron los espadas el madrileño Juan Sal “Saleri” y el bilbaíno Rufino San Vicente “Chiquito de Begoña”. 

En el transcurso de los años, la fama de las corridas, novilladas y demás festejos, fueron creciendo exponencialmente. Hasta convertirse en una plaza de referencia en torno a la Fiesta Nacional, y hasta hace relativamente poco tiempo. Todo esto gracias a contratar durante bastante tiempo a grandes figuras como Juan Belmonte, Rafael Gómez “El Gallo”, Vicente Barrera, Domingo Ortega, Pepe Bienvenida, Juan Sal “Saleri”, los hermanos Domingín, Antonio Bienvenida, Pepe Ordoñez, Chicuelo II, Antonio Chanel “Antoñete”, Palomo Linares, Manuel Benítez “El Cordobés” (padre), Rejoneadores como Ángel y Rafael Peralta, o Álvaro Domecq, José Maria Manzanares (padre), José Antonio Campuzano, José Antonio Ruiz “Espartaco”, Francisco Ribera Pérez “Paquirri”, Ortega Cano, Vicente Ruiz “El Soro”, Enrique Ponce, Jesulín de Ubrique, el albaceteño Manuel Caballero, Fran Ribera, Cesar Rincón, Cristina Sánchez, Morante de la Puebla, Julián López “El Juli”, y tantos y tantos mas.

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